por Anabela Cieri Portillo
En mi secundaria, más precisamente en 5to año, en 2011, comenzamos en Literatura con las poesías. Al principio me costaba inventar frases que rimen, mi mamá me contaba que a ella le encantaba escribir poesía en su adolescencia. Un día que yo estaba haciendo la tarea, me mostró todas las poesías que tenía guardadas, todas hablaban del amor y otras de desamor.
Nos pusimos a compararlas con las que yo estaba escribiendo, y fue algo muy gracioso, porque había estrofas que eran idénticas a las que yo había escrito.
Luego de terminar de compararlas marcamos todas las estrofas o versos que eran iguales o parecidos y los escribimos en hojas apartes.
Al terminar de pasarlas, nos quedaron 2 hojas llenas.
Mi mama me contaba que esas poesías las construía mediante las historias de amor y cuentos que le leía mi abuela.
Y me dijo que a mí también me las leía, pero yo no me acordaba porque tenía entre cuatro y seis años. Y que seguramente coincidíamos en esos versos o estrofas porque los relacionábamos con esas historias que nos contaba mi abuela.
por Mariana Cottet
Un recuerdo muy plasmado que tengo de mi infancia es que cuando iba a lo de mi abuela, siempre le decía: "Leeme un cuento". Ella no tenía problemas porque le encantaba hacerlo. Nos sentábamos en su cama, apoyando nuestras espaldas en el respaldo y las piernas sobre el colchón para estar más cómodas y ahí me leía.
Lo que sentía en ese momento era hermoso, porque su modo de leer tranquila las historias me ayudaba a imaginarme a mí como protagonista, por más que fuera un animal el personaje. También recuerdo que sentía su aroma a cremas mientras me leía y yo escuchaba con atención.
"¡Leeme un cuento!" le decía a mi mamá susurrando y me acostaba a su lado casi todas las noches. Pero ella no leía sino que inventaba. Me contaba muchas historias, aunque yo siempre elegía la misma: "la del árbol y el gigante, ma...". Ella, muy entusiasmada, a pesar del cansancio que tenía después de un día de trabajo, me relataba esa historia que tanto, siempre, me gustó.
Hoy, ya en mi juventud, la sigo recordando. Las noches que no puedo dormir pienso ese cuento y las imágenes que yo inventaba mientras escuchaba su voz invaden mi pensamiento y me dejan descansar.
¡hermosos los relatos chicas¡sigamos compartiendo y cultivando el jardín de palabras¡¡¡abrazos. nati.
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